Reconozco que cuando escribí este artículo rondaba el año 2015 y algunos de los consejos que en su momento di se han quedado anticuados. Al volverlo a leer, pensé que estaba tan desfasado que ya no serviría de nada publicarlo, pero pensándolo dos veces, ¿por qué no mantener aquel original añadiendo su versión actualizada? De esta forma podremos ver cómo los recursos se adaptan a los tiempos y cómo estos se adaptan a los millenials. Porque sí, al fin y al cabo los millenials dominaremos el planeta.
Y es que en un mundo en el que la tecnología está produciendo cambios sociológicos en nuestros hábitos de vida, saber adaptarse a los cambios de una forma ágil y flexible parece la clave del éxito, y en esto, la generación que nació con el móvil bajo el brazo parece haber ganado la batalla. Y ya no solo hablo de la facilidad que supone poder tener estar en otro país a golpe de clic por veinte euros, sino también por la rapidez que tenemos en actualizarnos y en convertir lo nuevo en un culto. Partiendo de esto:
¿Cómo aprender un idioma siendo millenial?
Hay ciertos hábitos, palabras y expresiones que van con la generación. Lo sabes si has nacido en esa época. Va en la misma línea de tiempo y casi que lo llevas hasta en el pasaporte. Lo mismo pasa con la generación de los 90; esta empezó a estudiar los idiomas de una manera y acabó introduciéndose de otra totalmente distinta. Haciendo este repaso en el tiempo, he conseguido sacar mis cinco máximas sobre cómo los jóvenes amplían sus conocimientos en un idioma:
- Netflix, HBO y alguna otra plataforma más. Que Netflix revolucionó el mercado audiovisual no es una novedad, como tampoco lo es que los jóvenes ya dedican más tiempo a ver series a través de estas plataformas que en la televisión en sí (podéis echarle un vistazo en Preocupación en la BBC: los jóvenes consumen más Netflix). Y si no, echemos la vista atrás y respondamos a esta pregunta: ¿cuántos fines de semana nos ha salvado Netflix de vivir una tarde de infierno? La pregunta se contesta sola. Si a esto le añadimos, además, la facilidad con la que podemos ver series en versión original, con o sin subtítulos, en cualquier momento y sin interrupciones, el aprendizaje está más que garantizado.
- Au pair. Otra de las nuevas que viene encorsetada en nuestro DNI. Sabemos lo que es porque muchos lo han vivido, y si no, lo sabemos porque el amigo de nuestro amigo lo ha vivido. El caso es que el famoso au pair (o canguro a cambio de una pequeña remuneración económica con alojamiento y comida gratuitos) vino para quedarse. Empujados por ganar fluidez y soltura en el idioma además de una experiencia en el extranjero, muchos jóvenes se lanzaron a la aventura movidos por la seguridad que supone vivir con una familia nativa. Una manera más que práctica de estudiar el léxico cotidiano sin tener que abrir un libro. Nos tiramos de lleno a la piscina. De cabeza.
- Leer revistas o prensa extranjera. Una de mis técnicas preferidas (aunque sé que no la más extendida). ¿Nunca os ha picado la curiosidad de saber qué se anuncia en Vogue France, se cotillea en Hello! o se escribe en Condé Nast Traveller? A mí sí, por eso de vez en cuando compro revistas en otros idiomas y veo cómo se comporta la temática (y el lenguaje) en otros países. Os aseguro que os asombraríais al ver cómo cambian los conceptos culturales según dónde se lea. Y, por supuesto, también es interesante no solo porque estás leyendo una temática que tú has elegido sino también porque adquieres todo ese léxico relacionado que en otro tiempo habrías aprendido en un libro. Una vez empiezas, la revista se lee sola, además, las imágenes, los títulos y los ejemplos ayudan sobremanera a entender el mensaje global. ¿Se os ocurre una forma más entretenida de aprender un campo semántico?
- El que se fue a Sevilla perdió su… Nada, porque se fue de Sevilla precisamente para buscar trabajo. Lo encontró, se quedó y aprendió aquel idioma que años le había costado estudiar de forma convencional. Algunos volvieron con nivel, otros, con un puñado de experiencias culturales que contar, pero en cualquier caso, fue, es y seguirá siendo uno de los métodos que más han utilizado los de mi generación para mejorar en el aspecto lingüístico y laboral.
- Instagram. Sí, como lo leéis. Desde que vivimos en la era de lo superficial, todos disfrutamos subiendo una foto de una comida muy yummy que hemos probado, le damos al botón de shop online en la web de esa conocida influencer y buceamos en el mundo de los temidos haters cuando nos enteramos de algún cotilleo nuevo. También mandamos muchos lol cuando la broma nos ha hecho gracia y nos dirigimos a nuestros mejores amigos como bro como muestra de cariño y respeto. Por supuesto que también nos quejamos concienzudamente con un wtf para mostrar nuestro rechazo o enfado, y mucho más cuando nos hemos quedado sin cash o efectivo. ¿Muy internacionales, no? Como pensamiento de lingüista solo me viene a la cabeza una cosa: abreviaciones y neologismos que hemos aprendido con la práctica. Esto, por lo menos, está siendo una forma para que aprendamos algunas frases al uso en inglés, aunque bueno, aprender lo que se dice aprender… very little.
- YouTube. Os puedo asegurar que conozco a muchísimas personas que no han estudiado inglés (por decir un idioma) de forma reglada pero que sí entienden perfectamente lo que significa to have a crush on sb. No vamos a negarlo aquí, los vídeos de YouTube nos han ayudado muchísimo a conocer ese lenguaje tan slang que difícilmente habríamos aprendido por nuestra cuenta. Cuánto bien nos ha hecho Jimmy Fallon o programas como Ellen o The Voice.
Hasta aquí mi actualización sobre cómo nos movemos con los idiomas los jóvenes a día a de hoy, aunque hay muchos más, por supuesto. ¿Y si echamos la vista atrás ahora y vemos qué consejos se cocían hace cinco años? Pasemos a ver.
Numerosas han sido las ocasiones en las que he escuchado eso de: «Es que yo no sé cómo estudiar un idioma» o «es que un idioma no se puede estudiar». ¿De verdad alguno se ha creído alguna vez esa típica excusa? Gente de Filología, haced oídos sordos.
En primer lugar, los idiomas son uno de los campos que más necesitan de estudio, ya no solo porque llegar al dominio experto es una tarea complicadísima, sino porque además las lenguas están en constante cambio. Partiendo de esto:
Podemos estar toda una vida aprendiendo un idioma y nunca llegar a dominarlo del todo.
¿Pero y es que acaso somos expertos de nuestro propio idioma? Lógicamente no, con lo cual, la batalla no está perdida, puesto que partimos de la base de que siempre estaremos en constante aprendizaje.
¿Pero cómo aprender un idioma?
- Motivación. Aunque no es un recurso como tal, sí que me parece una razón suficiente para fracasar o no en nuestra tarea, y es que hacer las cosas por obligación nunca fue una buena idea. No obstante, si eres de lo que se tiene que enfrentar al verdadero reto de aprender una lengua por exigencias externas (trabajo, acceso a una beca, estudios, etc.,) lo importante será buscar la recompensa de tu esfuerzo. Imagínate ascendiendo en tu trabajo, consiguiendo esa plaza que tanto buscas o incluso hablando de forma fluida con personas del país al que desear emigrar. Imagínatelo primero. Empieza a practicarlo después.
- Gramática. Sí, es muy importante aunque haya algunos que digan lo contrario, y sí, es necesario practicarla porque con el tiempo se olvida. Creo que me quedaría corta si dijera que he escuchado infinidad de veces eso de que: «acudir a escuelas de idiomas para estudiar la gramática no sirve de NADA porque
“lo importante es viajar al país para practicarlo”. Vale, podemos estar de acuerdo en que ir al país y además tener la posibilidad de practicarlo es lo más productivo que hay, pero negar la importancia de la gramática en una lengua me parece no solo imprudente sino erróneo. Y no, por ahí no paso. Cuando nos referimos a la gramática no estamos diciendo que tengamos que aprender listas enteras de verbos, sino que esta también puede estar inherente al escuchar un videojuego, por ejemplo. Nuestro subconsciente se rige por unos códigos lingüísticos coherentes que va aplicando a medida que los va interiorizando. Por ejemplo, si aprendemos que en español el adjetivo NORMALMENTE va detrás del sustantivo y lo escuchamos en frases como Mi camiseta es roja, nuestro cerebro ya sabrá aplicar esa regla para oraciones similares, al menos, por la lógica aprendida. Esto es solo un ejemplo pero diré más: muchos de los que odian tratar de entenderla y abogan por un aprendizaje sobre la marcha acaban teniendo una laguna tan grande que no son capaces de poner orden sus intentos de establecer una comunicación lógica y verbal.
Sin gramática seríamos incapaces de articular una sola oración con sentido
- Películas o series en V.O. Quizás suene a tópico-típico, pero hacer algo tan corriente como ver una película nos puede ayudar mucho más de lo que imaginamos. Si sois de los que escuchar la BBC o cualquier otro canal de radio os da pereza, ¿por qué no probar a ver una película en versión original (aunque sea con subtítulos)? Puede ser tu película favorita, lo que tendrá la ventaja de que podrás estar más atento al diálogo que al contenido del filme; puede ser una película que no hayas visto, lo cual hará que centres tu atención en el contexto general para saber de qué trata. Sea cual sea tu elección, este hábito te ayudará enormemente a afinar el oído, a aprender nuevo vocabulario y a descubrir lo placentero que es poder ver una película en versión original. Descubrirás los detalles reales que un doblaje no puede adaptar.
- Música. Es innegable que somos más capaces de aprendernos 10 canciones de memoria que 10 puntos de teoría. Partiendo de esto, ¿por qué no aprovechar esta habilidad para aprender un idioma? Creo que es la herramienta más recurrida. Escuchar las letras de los artistas internacionales nos encanta, pero más nos encanta poder reproducir sus letras al dedillo. La principal ventaja es que sus letras nos interesan, por lo que sus traducciones mucho más. Aprendemos vocabulario, expresiones cotidianas e imitamos la pronunciación. ¿Alguien da más?
- Lectura. No hace falta que leamos a Shakespeare para adentrarnos en el mundo de la literatura inglesa. De hecho, lo mejor es que escojamos un libro adecuado a nuestro nivel para asentar los conocimientos de las estructuras y vocabulario siempre desde un lenguaje adaptado. En concreto, la colección de libros Penguin Readers adapta sus narraciones a los distintos niveles, incluyendo un CD para seguir las narraciones de una forma más interactiva. Eso sí, cuando hayas alcanzado el nivel adecuado, leer novelas originales será una de las recompensas más gratificantes.
- Internet. Desde seguir entrevistas de nuestros artistas por YouTube hasta leer los artículos más intrigantes del cuore de primerísima mano. No aprender un idioma ya no tiene excusa; las nuevas tecnologías nos ofrecen un millón de alternativas a coste cero. ¿Por qué no realizar nuestra búsqueda por Internet en ese idioma? De esta forma podremos leer los artículos que más nos interesen en la lengua meta. También podremos realizar cursos de idiomas en línea para comprobar nuestro nivel o páginas que nos enseñen vocabulario específico. Si a esto le añadimos que cada vez existen más aplicaciones para móviles, el aprendizaje está garantizado.
- Café lingüístico. Cada vez más se están popularizando los bares cafeterías en los que se hacen tándems para practicar idiomas sin salir de tu ciudad. Esto es una muy buena (y barata) idea para poner en práctica tu speaking con personas nativas, personas que como tú, están interesadas en practicar el idioma que están estudiando. Además, será una oportunidad ideal para conocer gente y aprender en un ambiente distendido.
- Viajes. Sé que para los tiempos que corren es muy fácil decirlo, pero aún así debía ocupar un número en mi lista de consejos. Su utilidad es indiscutible. No obstante, es útil si se sabe cómo aprovecharlo. Si el dinero es un inconveniente para viajar al extranjero (ya sea en forma de Erasmus, intercambio lingüístico o curso lingüístico, este último de los mejores en mi opinión), ¿hemos barajado la posibilidad de irnos de au-pair? Es barato, puesto que solo habrás de costearte el viaje; tienes la manutención incluida y además convives con una familia nativa con la que quizás llegues a estrechar lazos. You never know.
- Práctica. Practícalo siempre que puedas. No te cohíbas, no sirve para nada. Ya sabemos que los niños aprenden más rápido al no tener miedo a equivocarse, así que actúa como ellos. ¿De qué nos sirve aprender una lengua si luego no la ponemos en práctica? En la calle ayudando a un turista, con amigos, en clase, viajando… da igual la circunstancia. Aunque nos parezca increíble, las cosas se olvidan con el tiempo si no las utilizamos.
¿Y cómo estudiamos una lengua?
Bueno, aquí además vendría ese momento en el que te tienes que enfrentar a un examen y te preguntas:
¿Por dónde empiezo?
Quizás pueda parecer que una lengua no se puede estudiar de cara a un examen, ya que esta requiere de práctica durante todo el periodo de aprendizaje, y aunque esta afirmación tiene parte de verdad, sí existen trucos para que puedas organizarte el estudio (o la práctica) y puedas afrontarlo con mucha más organización:
- Practicad la gramática. NO BASTA CON LA PRÁCTICA DE CLASE. La mayoría de las veces nos conformamos con los ejercicios realizados en clase (muchas veces no resueltos por nosotros mismos) y no dedicamos tiempo a revisarlos. ¿Hemos pensado en la idea de probar a hacer ejercicios relacionados por Internet? ¿O a pedirle a nuestro profesor que nos ponga otros nuevos? ¿Y qué tal volverlos a hacer para ver si coinciden con los que teníamos?
- Formad glosarios. Truco de traductor, lo reconozco. En mi opinión, la ayuda más completa para organizarte el estudio de una lengua. Hace años me di cuenta de que la organización es uno de los factores más importantes para ser productivo. Estaba cansada de tener que acudir a distintos libros, cuadernos o carpetas para consultar una sección de gramática que se dio en cierta clase o una palabra de vocabulario que anoté en cierta hoja… era todo un desastre. Por ello, decidí recopilarlo TODO en una misma libreta, y a día de hoy tengo una exclusivamente para el vocabulario y otra para la gramática que me sirven como manual de consulta. Lo podéis hacer en distintos formatos: en Excel, creando distintas hojas para un tema en particular; en el programa Multiterm, como futura base de datos de consulta o de la forma más tradicional posible (como yo): en papel. Da igual la manera en que lo hagas, lo importante es que sea la más cómoda para ti. Obviamente este trabajo lleva tiempo y esfuerzo, pero a la larga os resultará de una gran utilidad.
- Haced listas. Muy similar al anterior y por qué no, compatible con este también. Las listas nos ayudan a reunir campos semánticos para facilitar la búsqueda posterior. ¿Por qué no añadir en vuestros glosarios listas de todo el vocabulario que vayáis recopilando ? Aquí os dejo algunos ejemplos que hice yo en su día: Make and Do, American words vs English words and Meaning, Have and Take, Colour Expressions, Abbreviations, entre otras.
- Haced dibujos. Todos sabemos que la riqueza de los idiomas reside en sus diferencias semánticas con respecto a otros idiomas. Para tener esa distinción de significado, no es suficiente con tener una traducción a nuestro idioma, pues esta puede no incluir el matiz que nosotros buscamos. ¿Por qué no dibujar los términos más confusos para poder memorizar su significado más fácilmente? Allá va un ejemplo…
Diferencia entre: Wastepaper basket, Dustbin, Bin y Litter; Handbag, Bag, Rucksack, Backpack, Suitcase, Briefcase, Basket, Carrier bag, Holdall y Bimbag. Quizás sí sepamos su significado pero no tengamos una idea concebida en nuestra cabeza y para estos casos, un dibujo nos resolvería todas nuestras dudas.
- Examinad palabras en contexto. Todos sabemos que no es lo mismo la pata de una mesa que la pata de un animal, así como distinguimos entre desprenderse de un libro y desprender un olor. En los idiomas pasa igual. Sería absurdo aprendernos que el verbo To have significa exclusivamente “tener” si luego leemos cierta oración en la que diga: she is having breakfast. Por ello, es muy importante leer más allá de lo que aparezca en la primera acepción de nuestro diccionario. Debido a que es imposible aprendernos todos y cada uno de los significados de cada palabra, es necesario aplicar el sentido común y dejarnos llevar por el contexto. Palabrita de traductora.
- Repetid en voz alta. Quizás no sea la técnica más recurrida, pero pensad en el caso: tenéis un examen en los próximos días y os tenéis que memorizar una larga lista de vocabulario. Quizás ya hayáis realizado vuestras listas (o no) pero hay ciertas expresiones que son imposibles de recordar. ¿Por qué no repetirlas en voz alta intentando formar oraciones con ellas? De esta forma será más fácil recordarlas después. ¿Alguna palabra tiene cierta similitud con otra en español? ¿Sois capaces de pensar vuestras propias reglas mnemotécnicas? Un ejemplo absurdo que quizás os ayude: el phrasal verb to bump into equivale al español toparse con o encontrarse de casualidad con alguien. ¿Sabéis cuál fue la manera en que me lo aprendí? Aplicando la regla del sentido literal: «¡Bump! Intoda la cara te lo encuentras!».
Da igual el método que escojáis, aquí os he dejado unos consejos que me sirvieron a mí, pero existen muchos más. Además, cada uno es conocedor de sí mismo y sabe lo que le vendrá bien y lo que no.
Aquí os dejo unos RECURSOS para el aprendizaje:
En línea:
- Del mismo modo, LearnEnglish Teens está destinada a alumnos de Secundaria y Bachillerato que quieran profundizar tanto en la gramática como en el vocabulario del inglés. Impulsado por el British Council, ofrece una gran cantidad de recursos.
- Con BBC Podcasts podrás escuchar contenido diverso y mejorar así tus habilidades auditivas. Temas diferentes con solo seis minutos de duración que incluye repaso de vocabulario, transcripción para que puedas seguir el contenido y una pregunta final para comprobar tu comprensión general.
- En este caso, la página PenPal World es un portal para personas que pretenden mantener correspondencia con gente de otras partes del mundo. De esta forma, no solo conocerás a gente sino que además practicarás tu expresión escrita.
- Con Mosalingua obtendrás distintos recursos para diferentes idiomas: vídeos, podcasts, revistas, aplicaciones, etc. Además, podrás practicar en cualquier parte ya que está disponible como aplicación para móviles.
En papel:
- Michael Swan (2016), Practical English Usage, Oxford. La Biblia del inglés. El tesoro hecho libro que recopila toda la gramática inglesa de una forma muy lógica e intuitiva.
- D.C. McKINNON, M. y A. SÁIZ GARCÍA (2009) Diccionario argot Inglés/Español-Español/Inglés (PONS diccionarios), Barcelona. También disponible en italiano, francés, catalán y alemán. Este mini diccionario nos adentrará en la cultura más coloquial y callejera del idioma, pues lo que aquí nos enseñan (argot, palabrotas, neologismos, coloquialismos, etc.) jamás lo veremos en las aulas. ¡Interesantísimo!
- VINCE, M. (2009) Advanced Language Practice: English Grammar and Vocabulary (with key and CD-ROM), MACMILLAN, Oxford. Este manual de ayuda del nivel C1/C2 de inglés, también está disponible para el nivel B2. Es una excelente herramienta para todos aquellos que estéis preparando exámenes oficiales de Cambridge. Está estructurado en dos secciones, gramática y vocabulario, ofreciendo una amplia explicación con ejemplos en cada una de sus unidades. Combina ejercicios oficiales con otros más variados, para profundizar en el aprendizaje, además de incorporar soluciones y un CD.
Ante todo recordad: nunca dejéis de practicar el idioma, ya no hay excusas.
María del Mar Genovard
Wow! Se te ha olvidado decir que ayuda mucho también tener una ¡pareja extranjera! 😉
Post impecable, súper completo y actualizadísimo. ¡Me ha encantado!
¡Muchas gracias!
Besos,
MGO
Mari Luz Sáez Cano
¡Indudablemente! jajajaja
Muchas gracias, bombón <3