Valencia despierta

termina febrero y la sangre en vena

de los falleros,

el cuerpo palpita al oír hablar de l’ofrena.

Llega la Crida,

de la ciudad guardadas quedan sus llaves,

habiendo una tarde

vereda abajo palpante,

cómplice el naranjo escucha:

“Ja estem en Falles!”

Ay, querida fallera,

toda alegría, dulzura y color,

marzo, calienta la primavera

mientras se escucha esta canción:

“Per a ofrenar noves glòries a Espanya”

el tío Pep canta a

la abuela, que no calla,

los trastos recogiendo para la falla.

¿Toma la calle la xicalla?

“Valencians en peu alcem-se”

recuerda nuestra senyera,

desde lo alto nos vigila,

—sin inclinarse nunca—,

a toda la comisión fallera.

No olvidéis que nos cuida nuestra Mareta.

Y sigue la música, xarangas

y olor.

Pura inspiración.

De noche y de día, contagia,

esta, nuestra tradición.

Cultura y color.

Historia y unión.

Patrimonio de corazón.

¿Acaso no visteis las rosas que llenaban su mantón?

No te escondas, chiqueta meua

entre los aderezos y espolines de seda.

Llena la calle de orgullo

porque la música suena

y ríe, que la vida es bella.

Valencia despierta,

contigo madrugan en la despertà

corre, corre, que no llegamos,

ya empieza la mascletà.

Y con el paso de estos versos,

vemos nuestras fallas correr,

pasan volando las llamas, los días

y nuestros ninots, desaparecer.

Y arden en llamas y llanto

los sueños de tantos días,

trabajo, esfuerzo, cantan de alegría los artistas

de un año que ha vuelto a vencer.

Y así termina nuestra querida historia,

un 19 de marzo el día de San Josep.

A unos gusta,

a otros espanta,

la pólvora que vemos correr.

Y entre vecinos y niños

decimos adiós

cogidos de la mano, símbolo de germanor.

Venga, que Valencia duerme,

y con ella, esta canción.